Wilmer Flores: La gran revelación

Prensa Bravos de Margarita, enero 31.- Wilmer Flores resultó el novato más fulgurante en las filas de Bravos de Margarita. El joven confirmó que todos los elogios que le han prodigado a su paso por las ligas menores, ha sido merecidos.
En octubre de 2009, Flores había salido de Bravos - equipo que le firmó al profesional - por la vía del draft de jugadores no protegidos. Los Tiburones de La Guaira lo tomaron, pero los Mets de Nueva York recomendaron que no fuese utilizado, pues aún no estaba listo para una pelota tan exigente como la venezolana.
Concluida la campaña 2009-10, la gerencia de Bravos se trazó el objetivo de recuperar a Wilmer, lo cual consiguieron en un canje donde fue acompañado por el cerrador Ronald Belisario y en el cual se entregó a los infielders Maicer Istúriz y Rainer Olmedo.
Independientemente de la calidad innegable de un grandeliga como Maicer y un fajador como Olmedo, los dividendos rendidos en esta campaña por Wilmer y Belisario logró que nadie extrañara a esos jugadores en el equipo.
Interesante historia
Wilmer Flores estuvo presente en la jornada inaugural de la campaña 2010-11. El entonces mánager Luis Dorante le alineó como campocorto y noveno en el orden al bate.
Al día siguiente, Wilmer se extrañaba por la dieta de envíos quebrados que le sirvieron en aquella jornada, algo que no es usual para un pelotero que ocupa el noveno turno al bate.
Pero el espigado jugador no era precisamente un noveno bateador usual y los lanzadores le miraban - y trabajaban - con el debido respeto.
En esas primeras de cambio, mientras corría entre el plato y la inicial, Wilmer sufrió un tirón en una pierna.
Las alarmas se encendieron. Los Mets de Nueva York llamaron a las oficinas de Bravos, pidieron información detallada y el cuerpo de trainers - encabezado por el eficiente Carlos “Gasolina” Ledezma - complació tales requerimientos.
Entonces Wilmer debió viajar a Por St. Lucie (Florida), donde los Mets le someterían a estricto chequeo.
Por aquellos días, la gerencia descartó el regreso del joven. Consideró que los Mets lo protegerían luego del percance y le negarían el permiso para continuar con Bravos.
El propio Wilmer, antes del percance, pensaba que dicha organización lo dejaría jugar solamente hasta diciembre. Todo hacía pensar que Wilmer volvería, pero para la campaña 2011-12.
Por aquellos días, Bravos presentaba un cuadro interior que parecía no abrir posibilidades para que Wilmer fuese titular. Eider Torres aún mantenía la custodia de la intermedia, Alberto Gonzalez se había posesionado del campocorto y Andy LaRoche daba conciertos con el guante en la antesala, aunque desafinaba a la hora de empuñar el madero.
Y la providencia metió su mano. Una lesión en el pie asustó a LaRoche, quien resolvió huir de Venezuela y dejar vacante la antesala.
Andrew Brown entró al roster para relevar a LaRoche y Eider Torres - aunque con buenas intervenciones a la defensiva - no lograba levantar a la ofensiva. Mientras tanto, Wilmer era enviado de Florida a República Dominicana para que en el campo veraniego de los Mets, empezara a tomar roletazos y practicar bateo.
Cuando los Mets consideraron que el muchacho estaba recuperado, llamaron a la oficina de Bravos para dar una gran noticia: “Flores puede jugar sin restricciones”.
Era la tercera semana novembrina, cuando Wilmer Flores volvió a uniformarse de margariteño. El mánager Dorante confió nuevamente en el prospecto y a despecho de ciertas dificultades en la grama corta, su bate se encargó de sembrarlo definitivamente en el line up.
Estupenda decisión
Entonces llegó un momento en el cual Dorante y el joven debían tomar una decisión. Alberto González jugaba una estupenda grama corta y Wilmer regaba el campo con sus batazos. El estratega le propuso a Wilmer jugar en la antesala, ante la partida de Andrew Brown. Y el joven respondió afirmativamente.
No tardaron los Mets en llamar de nuevo a la oficina de Bravos para preguntar por las razones que mudaron a Wilmer de la grama corta a la antesala. El gerente general dio su parecer y para su sorpresa los metropolitanos le señalaron que “estaban encantados” con la posibilidad que Wilmer jugase posiciones distintas al campocorto. Como bono, manifestaron nuevamente que Wilmer necesitaba jugar lo más que pudiese para acumular experiencia. Ante tal demanda, apareció varias veces como bateador designado y pasó a ocupar varias veces la tercera posición en la alineación.
El muchacho no tardó en adaptarse a su nueva posición. Y mientras mejoraba su juego en esa posición, al bate no cesaba de producir.
Hacia finales de campaña, Wilmer pensó que no le darían permiso para pasar al Round Robin. Consideraba que tal vez los Mets le iban a asignar un programa de fortalecimiento muscular para el mes de enero. Para su sorpresa, los neoyorquinos le solicitaron que siguiera en juego y que absorbiera toda la experiencia posible.
En cifras
De los jugadores regulares de Bravos, Wilmer Flores fue el de mayor promedio ofensivo con .320 puntos. Ligó de 103-33 con 13 anotadas, seis dobles y dos jonrones. Remolcó 19 carreras, recibió siete boletos y se ponchó en 14 ocasiones. Apenas - y este dato es digno de resaltar - bateó para doble matanza en dos oportunidades.
Al campo realizó 35 outs, sumó 71 asistencias y cometió siete errores para dejar .938 puntos en fildeo.
En el Round Robin, Wilmer participó en 15 de los 16 juegos realizados por el cuadro margariteño. Bateó para .254 con un jonrón y cinco remolcadas. Números aceptables para un novicio que en esta instancia del torneo apareció como segundo en el orden al bate.
El futuro
Wilmer intentará quedarse en AA este año y tal vez la organización de los Mets empiece a calibrarlo en posiciones diferentes al campocorto.
Con respecto a los Bravos, citaremos las palabras de un directivo de otro club del beisbol profesional venezolano: Qué suerte tiene Bravos. “Ese joven Wilmer será el pelotero sobre el cual gravitará el futuro del equipo. Estoy seguro que ese muchacho ha disfrutado su experiencia y querrá repetirla cada año. Porque en lo sucesivo, cada vez tendrá un rol protagónico más marcado y productivo”.
¡Qué su boca sea la medida!